La entrada en la bodega de la uva pasará la noche en cámaras frigoríficas especialmente adaptadas para conseguir la humedad y la temperatura adecuadas. De esta manera la materia prima comenzará la fermentación alcohólica con 4º grados de temperatura, ideal para garantizar las propiedades presentes en la misma y el desarrollo de una fermentación lenta y controlada.
La preocupación por mantener las cualidades físicas de la uva se refleja en todos los movimientos, prescindiendo de cualquier sistema que origine presión a la pasta como el uso de bombas o tuberías, que provocarían la ruptura del hollejo antes de la entrada en el depósito.
La uva que llega en cajas de vendimia y supera la mesa de selección entra, por medio de un sistema de cintas transportadoras, a la misma boca del depósito donde se despalilla en el momento de caer por gravedad.
La nave de fermentación está equipada con depósitos de acero inoxidable, y barricas de roble francés, con una capacidad de 2450 litros para fermentación alcohólica y de 600 litros destinadas a fermentación maloláctica. Todos los depósitos están dotados con tecnologías de control de vanguardia que permite mimar los procesos de fermentación alcohólica y maloláctica al detalle.
En Bodegas David Auñón fermentamos la uva con levaduras y bacterias autóctonas propias de la finca, únicas y originales, previamente caracterizadas enológicamente y seleccionadas para desarrollar al máximo el potencial cualitativo del vino resultante, de acuerdo con el tipo particular de elaboración.
La crianza impone que la madera de las barricas sea, junto con la uva, la otra gran preocupación de nuestra bodega. La selección de las más de 30 barricas, consiguiendo una selección excepcional de grano extrafino.
Las barricas se disponen en un solo nivel para facilitar los trabajos de relleno y análisis de las mismas con el objeto de vigilar sus perfectas condiciones sanitarias.
Los vinos pasan por barricas nuevas y seminuevas de roble francés y americano con una vida máxima de tres años.