ELABORACIÓN
Disfrutar del vino con el alma de la tierra

"El vino es el arte de convertir el sol, la lluvia y la paciencia en emoción."

Sistemas de fermentación
La entrada en la bodega, la uva pasará la noche en cámaras frigoríficas especialmente adaptadas para conseguir la humedad y la temperatura adecuadas. De esta manera la materia prima comenzará la fermentación alcohólica con 5º grados de temperatura, ideal para garantizar las propiedades presentes en la misma y el desarrollo de una fermentación lenta y controlada.
Cuando la uva llega a la bodega, lo hace en su momento justo, vendimiada a mano y en pequeñas cajas para preservar su integridad. Seleccionamos racimo a racimo para asegurar solo la mejor fruta.
La fermentación se realiza de forma natural, sin aditivos, en pequeños depósitos y ánforas, respetando los tiempos del vino y sin forzar procesos. Trabajamos con remontados suaves y control de temperatura para extraer lo mejor de cada variedad.
Tras la fermentación, los vinos reposan en barricas de roble francés de 600 y 225 litros, donde afinan su carácter sin perder su esencia. La crianza es tranquila, paciente, como se ha hecho siempre.
Aquí no buscamos hacer muchos vinos, sino hacerlos bien. Cada paso es artesanal, pensado para preservar la identidad del fruto, del entorno y de quien lo trabaja.
Microecosistemas
En Bodega David Auñón fermentamos la uva con levaduras y bacterias autóctonas propias de la finca, únicas y originales, previamente caracterizadas enológicamente y seleccionadas para desarrollar al máximo el potencial cualitativo del vino resultante.

Parte responsable de las características únicas de los vinos obtenidos. Las levaduras y bacterias que fermentan nuestra uva son parte indisoluble, junto con el suelo y la viña, de la riqueza de la Finca, proporcionando a los vinos personalidad, esencia y originalidad.
"Cada copa guarda una historia; cada sorbo, un recuerdo."

Crianza
Las barricas se disponen en un solo nivel para facilitar los trabajos de relleno y análisis de las mismas con el objeto de vigilar sus perfectas condiciones sanitarias.
Los vinos pasan por barricas nuevas y seminuevas de roble francés con una capacidad de 225 litros con una vida máxima de tres años.
La crianza abarca un rango que vendrá determinado por las cualidades de la añada y dependiendo del tipo de vino. Durante todo el proceso se van realizando catas organolépticas que determinarán su destino final.
Tras su paso por barrica, estos vinos son clarificados con clara de huevo natural. El embotellado se realiza siempre en primavera y la permanencia en las botellas va desde diez hasta veinte meses. Anualmente salen al mercado nacional unas 3.000 botellas, dependiendo de las características de cada añada.